Que nuestro cuerpo es algo único e irrepetible es algo obvio y como algo único e irrepetible que es hemos de cuidarlo y darle las atenciones necesarias para que evolucione y se mantenga en optimas condiciones.
Evidentemente además de darle a nuestro cuerpo toda clase de cuidados y atenciones es indispensable que nos aceptemos tal y como somos, con todas nuestras virtudes y defectos, pero tal y como somos, de nada nos servirá (mas que para llevarnos a desequilibrarnos mentalmente) mirarnos al espejo y no gustarnos, no aceptarnos o incluso rechazarnos, como hemos dicho todo ello solo nos conducirá a trastornos que pueden ser muy graves.
Y partiendo de esa base de aceptación y de estima por nuestro propio cuerpo y siendo plenamente conscientes de que no somos ni perfectos, ni maniquíes ni somos una figura retocada por PhotoShop, es desde donde hemos de partir para estimar aquellos puntos o aquellas cosas que podemos hacer para realzar nuestra belleza si creemos o lo estimamos conveniente. Como hemos dicho nuestro cuerpo es algo único e irrepetible y por ende lo mismo podemos decir de nuestra belleza, la belleza que nosotros llevamos lleva un único sello, el nuestro, un sello personal e intransferible, a veces incluso subjetiva, pero en definitiva nuestra belleza. Pero todo ello nada tiene que ver con que deseemos realzar nuestra belleza y modificar, retocar o tratar ciertos puntos que consideremos o queramos mejorar.
Esto último que hemos dicho está muy lejos de aquella persona que no se acepta a sí misma y que solo se somete a tratamientos para intentar sentirse infructuosamente mejor, esto último que decimos está relacionado con la plena aceptación de nosotros mismos como ente único e irrepetible que decide conscientemente y de forma racional y responsable tratarse para mejorar su cuerpo o para curar las heridas y las consecuencias que el paso inescrutable de los años va produciendo.
Y es desde este posición consciente, racional y responsable desde donde podemos decidir no solo mejorar puntos de nuestro cuerpo que estimemos convenientes sino también decidir realzar nuestra belleza por medios de tratamientos no quirúrgicos pero si médicos estéticos que vengan a realzar nuestra belleza, aquella que cuidamos día a día con nuestros hábitos de vida saludables y con nuestra actitud positiva ante la vida, aquella que cuidamos con todos los medios cosméticos que se nos ponen a nuestro alcance y es ahí donde la medicina estética nos puede servir de complemento o directamente de solución para ayudarnos a realzar aun más la de ya de por si nuestra natural belleza, es ahí desde la propia positiva autovaloración la que nos conduce a considerar los tratamientos estéticos como una aliada para conseguir nuestros objetivos.