A veces las circunstancias o condicionantes particulares nos llevan a tener que tomar prácticamente sin planteárnoslo y planificarlo decisiones que afectan a nuestra imagen, cuerpo y salud, pero en muchas otras el proceso de cuidado personal puede y debe ser un proceso planificado en pos de unos objetivos marcados.
Agenda estética
Como hemos mencionado algunas veces por algún problema, causa imprevista, accidente que se nos presente nuestra previsión de cuidados estéticos a someternos se verá alterada y deberemos o desearemos tratarnos o intervenirnos estéticamente, pero en muchas otras ocasiones este proceso no será algo improvisado sino que responsara a un proceso personal estratégico con nuestro propio cuerpo, habitualmente esta “agenda estética” vendrá marcada por el proceso vital en sí mismo o por aquellas ocasiones especiales que consideramos merecen la mejor de nuestras imágenes y en la mayoría de ocasiones será una combinación de ambas, nos explicamos.
Agenda estética basada en el proceso vital
Nos referimos a “agenda estética basada en el proceso vital” a aquella planificación que hacemos de cuidarnos corporalmente en cada etapa o fase de nuestra vida, es decir solo por el mero hecho de vivir nuestro cuerpo va sufriendo paulatinamente de un desgaste y de una modificación de su morfología, de sus condiciones originales, evidentemente no tendrá el mismo cutis, la misma tersura, ni muchos otros aspectos un niño de cinco años, que un joven de 20, una persona de cincuenta o un anciano de 70, en cada etapa nuestro cuerpo, nuestra imagen tendrá unas características u otras y es apropiado, casi indispensable tener una buena planificación preventiva y también correctora para evitar o como mínimo mitigar en la medida de lo posible este proceso degenerativo o transformador vital.
Agenda estética basada en las ocasiones especiales
Nos referimos a la “agenda estética basada en las ocasiones especiales” a aquella previsión personal de someternos a alguna intervención o tratamiento para aquellos momentos más importantes de nuestra existencia, para aquellos momentos clave de nuestra vida, por ejemplo nuestra boda.
En estos casos más que un tratamiento o intervención con objetivos correctores o preventivos que también, especialmente tendrá un componente de corrector pero en el sentido no solo de mejorar aquello que “se ha estropeado sino corrector en el sentido de mejorar aquello que aunque siempre haya sido así no nos gusta de nosotros mismos.
Para estos tipos de tratamientos es aconsejable preparar con antelación lo que deseemos hacernos, pues habrá tratamientos inmediatos pero otros que requerirán de un tiempo previo antes de la “ocasión especial”, por ello es adecuado con un tiempo mínimo de un año empezar a planificar todo el plan estético que nos interese realizarnos.